Fuego Liquido

Fuego Liquido
Muchas veces creemos que el agua es fría y gélida, por lo que es mala. Otras tantas pensamos que el fuego es candente y peligroso, y es malo. Pero, los dos dan vida, entonces, ¿fuego o agua?

++Frase Aleatoria++

No importa lo que haga, cada persona en la Tierra está siempre representando el papel principal de la Historia del mundo. Y normalmente no lo sabe

mayo 06, 2011

Sino


Habia un hombre, encerrado en su habitación y atado a su cama. Miraba por la ventana cómo el día iba dando paso a la noche. Su nombre era Demian, y esperaba la llegada de su verdugo. Tras de sí dejaba una vida llena de crímenes y asesinatos. Era un maleante, de eso no cabía duda, por algo le habían condenado a muerte. Sin embargo, no se consideraba un asesino vulgar: jamás había osado abusar sexualmente ni de una mujer ni mucho menos de un niño, pues solo gustaba el matar. Tampoco era sádico, prefería ver morir a sus víctimas "dignamente", sin sufrimiento. Sólo le gustaba matar.

Desde que se había enterado de su condena, sabía que habia tenido tiempo de arrepentirse, pedir perdón y ganarse la vida y- de paso- el Cielo. Pero no lo deseaba. Había hecho todo lo que quería hacer en su vida, por el simple hecho que lo deseaba, y no se arrepentía. La noche ya había caído afuera, y escuchó a lo lejos el rumor de las ruedas correr sobre el pavimento. Cerró los ojos y deseó que su ventana enfocara la luna, sólo por esa noche. Pero no había luna, tan sólo unas estrellas perdidas. Sin ánimos de pensar en lo que se avecinaba, pues tampoco sentía miedo, cerró los ojos e invocó a su Creador. Al contrario de los que muchos pudieran pensar, Demian sí creí y mucho, por lo demás. Se sabía subordinado a Su poder y majestad, y lo reconocía como único Señor. Pero sabia que ésto no lo salvaría. Sin embargo, invocó su nombre y le pidió, en su ultima hora, un favor, sólo uno. Sabía que, si así lo deseaba, podría escapar de allí con tan solo matar a unos cuantos guardias. Pero no lo deseaba; sólo quería, en todo el universo, una cosa. Y fue eso lo que le pidió.

Cuando el Verdugo entró en la habitación, con su comitiva, Demian se encontraba perfectamente en paz. Un sacerdote rezaba a los pies de su cama por el perdón de su alma. Quiso decirle que de nada serviría, pues de todas maneras, estaba condenado al Infierno Eterno. No podía ni debía esperar nada más.

Su muerte fue rapida y sin dolor, tal como habían muertos todas sus víctimas. Un simple pinchazo, veneno, y su vida se apagó.


Cuando se dio cuenta que estaba muerto, pero que aún existía, Demian invocó a su creado:

"Tú, poderoso, concédeme verla otra vez. Sólo una noche."

Abrió sus ojos y se encontró en un paraje muy parecido al de aquella primera vez. Se sintió vivo, y supo que la muerte no era más que un paso. Un cerrar los ojos y despertar a la vida. O al Infierno, como sería su caso.

Desde la lejanía, sintió la presencia de ella, y supo que su oración había sido escuchada. Katie estaba allí, de pie, más espléndida que nunca, luminosa como sólo ella podia ser. Le sonrió, con aquella expresión cálida que reservaba sólo para él. Él le sonrió de vuelta, y se sintió tal como se sentia siempre que estaba con ella: en paz. Se acercó y tomó sus manos.

-¿Sabes que esta será la última vez, verdad, Luz? -preguntó, sin desesperar.

Ella asintió, y le miró tiernamente.

Bajo la sombra del árbol seco, y junto al lago, se amaron con gran intensidad, como la primera vez. Fundiéndose en un solo ser, Demian -el maldito- y Katie- la luminosa- se disfrutaron una vez por toda la eternidad. Cuando ya el rumor de las manos y los gemidos, de los susurros íntimos y el rezquebrajar de ramas se había apagado, Katie reposaba feliz sobre el pecho de su amado. Él acariciaba con dulzura su cabello, sus hombros, sus pechos y su vientre. Fijándose en su ombligo, se dio cuenta que, de haber tenido más tiempo, hubiese deseado tener un hijo con ella. Sólo con ella, con su vientre, sus pechos, sus piernas. Un hijo de sus labios, su espalda, su cuello. Un hijo de su luz, su tranquilidad, su paz y su serenidad. Un hijo de su ternura, su fuerza y su voluntad. De haber tenido la oportunidad, habría abandonado su vida sólo por ella.

Como adivinando sus pensamientos, ella posó su mano en su vientre, junto a la de él.

-La vida aquí es como todo lo demás -le dijo - Es cosa de desearla, y nace. Brota como una flor. Como mi amor.

Él la miró, sin comprender del todo.

-Estoy maldito, eso sería imposible -le replicó

-Pero él saldrá de mi vientre, sangre de mi sangre, esencia de tu esencia. Y vivirá junto a mi. Y sabrá de lo mucho que tú eres para mí- le dijo, sonriendo.

Demianl, enternecido, se inclinó y besó su vientre con dulzura. Largamente habló con el hijo que ahora se gestaba en las entrañas de aquella muchacha, y rogó al Creador le diera la vida en abundancia. En su mente, sabia que el niño le respondía y le conocía. Sabía que no le juzgaba, que estaba feliz de ser su hijo, que lo amaba. Y Demian lo amaba a él.

Como desbordado por la pasión, volvió a amar a su Katie, y otra vez más. No la amaba por desesperado, pues el Infierno bien valía esa noche junto a ella. Cuando el alba estaba por despuntar, supo que su plazo se agotaba. Dando gracias al Creador por su clemencia, saludó al día que nacía con una sonrisa. Katie lo miraba, extasiada, feliz. Ella tampoco sentía tristeza, pues no lo juzgaba. Lo amaba, lo había amado siempre, y siempre lo haría. Siempre, por mucho que implicara esa palabra. Se abrazaron con fuerza, el enredó sus manos en su cintura, y ella se le echó al cuello. No hubo lágrimas, sólo amor. Amor, y un niño que en el vientre latía,rebosante de vida.

Cuando ya se separaban, y su alma era llevada donde correspondía, Demian sonrió a la vista de su amada, con la luz del amanecer, una mano en el vientre, y aquella dulzura en sus ojos de miel.

No hay comentarios: