Fuego Liquido

Fuego Liquido
Muchas veces creemos que el agua es fría y gélida, por lo que es mala. Otras tantas pensamos que el fuego es candente y peligroso, y es malo. Pero, los dos dan vida, entonces, ¿fuego o agua?

++Frase Aleatoria++

No importa lo que haga, cada persona en la Tierra está siempre representando el papel principal de la Historia del mundo. Y normalmente no lo sabe

mayo 10, 2009

De cómo nacieron las Pesadillas.


Cuenta la historia que, hace varios cientos de años, los humanos sólo tenían sueños agradables y dulces, los que les quitaban el cansancio, la pena y el miedo de encima y los dejaban a punto para encarar el siguiente día. Por lo que, en todo el mundo, los hombres y mujeres dormían espléndidamente cada noche, recordando los momentos más bellos o creando las ilusiones más idílicas acerca de sí mismos.

Y todo transcurría perfectamente, hasta que… 

Un día, en el lejano y pequeño pueblo de Ensueño, una niña se adentró en el bosque, mientras jugaba a las escondidas con su hermana. La niña, Helena, corrió y corrió bosque adentro, sin percatarse del tiempo ni de la distancia. Y en su loca travesía, llegó a una casita de madera muy vieja y destartalada, pequeña y también sucia.

Helena se asustó, y se quedó allí de pie, contemplándola. Y en eso estaba cuando divisó una bella flor roja escondida entre la maleza del lugar. Se tentó, pues le encantaban las flores, y ésta era especialmente bella con su deslumbrante tono rojizo. Acercándose lentamente, Helena tomó el tallo entre sus pequeños dedos y tiró de él, separándola de la tierra.

Al instante, un sonido gutural rompió la paz del lugar, y Helena retrocedió flor en mano, asustadísima.

-¡Qué habéis hecho! –gritó una terrorífica voz de mujer- ¡Qué habéis osado hacer, pequeña tonta!

-Y-Y-yo… -tartamudeó Helena, sin lograr que sus piernas respondieran a la orden de echar a correr.

-¡Me habéis arrancado del suelo, habéis destruido la única salida del mundo espiritual!... –gorjeó la voz.- ¡No hay improperio adecuado para describiros, niñata insulsa!

Helena estaba pálida e inmóvil, aferrando la flor que, hasta ahora no se había percatado, tenía unas agudas espinas que le estaban pinchando e hiriendo sus blancas y suaves manos. Una gota de sangre salió de una de las heridas, y la voz tronó de nuevo.

-¡Pagaréis por esto, jovencita!

-P-pe-pero yo s-so-sólo… -intentó excusarse.

-¡De nada valdrán tus explicaciones! –exclamó la voz- ¡Me habéis condenado a vagar eternamente por el mundo espiritual! ¡Para siempre! -la voz dio una terrible grito, y luego agregó- Pero no saldréis libre de esta injuria, os los aseguro.

Hubo un momentáneo silencio, en el cual Helena, con los ojos fuertemente cerrados, intentó convencerse de que nada pasaría, de que aquella flor no escondía ningún secreto macabro, y de que podría volver a casa tranquilamente.

-Por haber osado arrancar mi portal de la tierra, os condeno a mi terrible tormento –tronó la voz, sobresaltando a la temerosa Helena y obligándola a abrir sus ojos.- Soy la bruja Pesadilla, y vagaré por tus sueños y los de tus hijos para siempre. ¡Y de todo aquel humano que me parezca demasiado feliz!

Helena tembló.

-¡Recordarás mi nombre, pequeñaja! –soltó una risa tenebrosa- En las noches tu mente se llenará de horribles imágenes creadas por mí. Y será algo impredecible e incontrolable. Sufrirás, oh sí, sufrirás.

Hubo una pausa en que el lugar pareció oscurecerse y enfriarse.

-Recordarás mi nombre, niñata. –susurró, como si se alejara.- Ya lo verás.

Y la voz se desvaneció con el viento, a la vez que el lugar recuperaba el calor y la luz.

 

Y cuentan que Helena volvió a su pueblito, con una flor que puso rápidamente en agua. Allí, bajo el candente y brillante sol, y en medio de la gente, se le había ya olvidado su siniestra travesía por el bosque. Y no lo recordó hasta que, esa noche, horrendas visiones le invadieron los sueños que otrora habrían sido dulces.

Y así fue como nacieron las pesadillas, esporádicos horrores que acosarían a los hombres hasta el día de hoy, impidiéndoles el descanso y dándoles una cuota de amargura a sus noches de ensueño. 

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