Fuego Liquido

Fuego Liquido
Muchas veces creemos que el agua es fría y gélida, por lo que es mala. Otras tantas pensamos que el fuego es candente y peligroso, y es malo. Pero, los dos dan vida, entonces, ¿fuego o agua?

++Frase Aleatoria++

No importa lo que haga, cada persona en la Tierra está siempre representando el papel principal de la Historia del mundo. Y normalmente no lo sabe

julio 19, 2008

Instrucciones para creer en Dios

Instrucciones para creer en Dios

Más de alguna vez hemos oído decir a alguien: “yo creo en Dios” o “soy un fervoroso creyente”. Pero, en esencia, ¿qué es ser una persona creyente? ¿En qué consiste en realidad esta confianza inusitada en algo no palpable? He aquí unos sencillos pasos con los que el lector aprenderá, de una vez y para siempre, a creer en este misterioso ser, denominado “Dios”. Hemos de aclarar, eso sí, que los resultados están sujetos a variación, dependiendo del nivel de escepticismo del que lee.

1. Aprovechando un momento de soledad, siéntese con comodidad en un lugar con árboles y tierra.

2. Inspire profundamente, recordando tomar toda la cantidad posible de aire por la nariz, cerrando la boca. Mantenga el aire en su interior y cierre paulatinamente los ojos.

3. Cuando ya sienta que no puede aguantar más, expulse el aire inspirado, esta vez por la boca, aún sin abrir los ojos.

4. Repetir el ejercicio anterior las veces que estime conveniente para que su pulso (latidos del corazón) se vuelva suave y acompasado.

5. Concéntrese, siempre con los ojos cerrados, en los extremos más delgados de su cuerpo, aquellos que ponen fin a los brazos (comúnmente llamados dedos). Muévalos con lentitud, concentrando su energía en este acto.

6. Una vez que haya cumplido a cabalidad lo anterior, incline la cabeza llevándola a su pecho y luego, con extrema suavidad, abra sus ojos y enfóquelos en el suelo. Mire con atención hasta que vea alguna hormiga. El ejercicio no debería resultar muy complicado, considerando que se encuentra en un lugar con árboles y tierra.

7. Cuando vea una hormiga, o algún tipo de insecto, póngase de pie y, sin despegar la cabeza del pecho, mírelo.

8. Piense lo siguiente:

“Que pequeño se ve, ¿no? Tan pequeño que a veces no recordamos que existe. Esta hormiga, o insecto, debe vernos tan grandes que su ínfimo cerebro no alcanza a comprender totalmente el misterio de nuestra existencia. Puede incluso que aquel pequeño animal no crea en nosotros, y excuse como fenómenos naturales nuestros ruidos o nuestros pasos”

9. Inclinando ahora su cabeza hacia la espalda, observa el cielo y medite:

“Si las hormigas explican nuestra misteriosa existencia argumentando fenómenos de la naturaleza, ¿no hacemos nosotros lo mismo? ¿No será que, quizás, intentamos explicar la existencia de Dios con exhaustivas investigaciones sobre el funcionamiento físico del mundo?

10. Una vez que haya meditado esto, continúe su vida normal y, de vez en cuando, fíjese en las hormigas que pasan bajo nosotros.

1 comentario:

diego sebastián dijo...

Me gustó demasiado la frialdad con la ke abordás el tema.
Tu punto es bastante bueno (aunke discutible).
Una vez más sorprendiendo, esta vez con un formato y visión diferente a lo ke me tenías acostumbrado.

Me gusta la renovación y evolución...
Adeu! bye bye!! aufwiersehen!!!