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Antes del amanecer
Estuve largo tiempo sobre mi cama, intentando encontrar una respuesta a mi existencia, pero, como cada día, no la encontré.
¿Por qué? Es la pregunta que alimenta mi alma.
¿Qué hice mal? Es el pensamiento que nubla mi vida.
Mi memoria camina lejos de mí, en otro tiempo y lugar, en la felicidad.
Me veo a mi misma con los sueños que teníamos.
Mis pensamientos no tienen orden. Son sólo luces en la oscuridad de mi alma, una esperanza en este terrible lugar…
Me levante de mi cama. Camino en la habitación, observando cada lugar una vez más, recordando tantas cosas que estarán por siempre en mi alma.
Miro en el espejo mi joven rostro, que parece vieja, mi expresión cansada, mis ojos, alguna vez azules, que ahora están blancos, cómo sin vida, sin esperanza, sin amor…
Una lágrima cae por mi mejilla, y, entonces, más de éstas comienzan a caer. No hago nada por detenerlas. Las dejo que caigan, ya no me importa…
Mi cabello, antes castaño y brillante, ahora es sólo una masa opaca.
Regreso a mi cama, y tomo una de las cartas sin leer que he dejado ahí. Cuando siento su textura, mi corazón sangra. Ésta es la última carta que él me escribió, y yo aún no la leo.
Esta carta es algo especial para mí, quizás por esta razón, mis manos temblaron al tomarla. Mis ojos leían las oraciones, y mi corazón comenzó a llorar.
“Ángela:
Mi amor, mi auto está por llegar. Sólo tengo tiempo para escribirte unas palabras, porque tú debes entender el porqué de mi viaje.
Quiero que tú seas feliz, que continúes, sin mí. Quiero que sonrías. ¡Quiero que vivas!
Necesito saber que tu vivirás tu vida. Que tú no te detendrás.
Créeme.
Hay cosas que escapan de nuestras manos, ésta es una de ellas. Te amo más que nada en este mundo, y nunca te dejaría sola, pero, yo debo cumplir, porque sólo así, quizás, podré algún día estar contigo una vez más, y para siempre.
Debes ser fuerte; no puedes caer, por ti, por mí, y por nuestro hijo
El crecerá y será un gran hombre.
Siempre estarás conmigo, nunca me dejarás sólo.
Mi amor, siento que mi auto viene. Ellos han llegado, para llevarme a la tierra de la desolación y la desesperación, para alejarme de mi amor y de mi hijo. Viene mi auto, y, junto a él, ha llegado mi desesperación.
Te amo, nunca lo olvides.
Continúa, amor, no te detengas. Prométemelo.
Estaremos juntos por siempre…
Cuida a mi hijo
Manuel”
Dejo la carta en mi cama, y me siento en ella.
Sólo una lágrima cae por mi mejilla. Pero yo sonrío, sonrío como muchas noches hice. Acaricio mi vientre y susurro:
“Manuel, aquí está tu hijo. El sabrá que su padre fue un hombre grande, que lo amaba, y que nunca quiso dejarlo, sino que lo obligarlo. Se llamará Manuel, como su padre, que partió a la guerra sin quererlo, de improviso, y, aún así, amaba a su joven novia, Ángela”
2 comentarios:
Bueno, nunca es malo comentar...
Sos hasta ahora la única autora "amateur" que no me aburre escribiendo sobre amor y cariño.
Esta historia me pareció una de las más fáciles de leer (sin ofender).
Sin más que decir (creo que ya he comentado todas tus entradas de blog). Aguante Stratovarius y Rhapsody.
Adeu! bye bye!!
>*}Si vos sos la rosa yo soy la espina, si vos sos la espina yo soy el dolor{*<
http://unpocosonado.blogspot.com/
wow!
Si, esta historia es simple. Corta, precisa, sin mucha trama. La llevo muy cerca de mi corazon!
Aguante Stratovarius y Rhapsody!
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