Fuego Liquido

Fuego Liquido
Muchas veces creemos que el agua es fría y gélida, por lo que es mala. Otras tantas pensamos que el fuego es candente y peligroso, y es malo. Pero, los dos dan vida, entonces, ¿fuego o agua?

++Frase Aleatoria++

No importa lo que haga, cada persona en la Tierra está siempre representando el papel principal de la Historia del mundo. Y normalmente no lo sabe

marzo 15, 2008

Estrella de amor

Cuentan que, en un pueblo lejano, un pueblo en que no había estrellas mas que en los cuentos de hadas, en un tiempo aún más lejano, existía un joven, casi un niño, enamorado perdidamente de una joven, casi una adulta. Ella era altanera, frívola y superficial, y en su mente ya cerrada, no cabía más pensamiento que el orgullo y el poder. Él, en cambio, con su tímida y joven alma no podía razonar con más razón que la de su corazón. Él sentía, ella pensaba. Él trabajaba, ella mandaba.
Y dicen que en su corazón no había más espacio que el que a ella pertenecía. Y dicen que en su pensamiento sólo estaba hacerle feliz, la mujer más feliz, mas plena y mas poderosa. El quería verla sonreír, coso si cada vez fuera la ultima, y seguía sus pasos sin descanso, sin querer contrariarla, solo admirarla y amarla en silencio.
Y cuentan que ella se percató de su interés, y, en su frialdad, calculó en secreto los pasos, para apoderarse de su corazón, de una vez y para siempre. Para tener todo lo que deseara, en las manos de él servidas.
Y ella lo encantó, con su perfume de ternura y su traje de pureza. Y con la voz mas melosa que existe, le cantó un sueño profundo de su alma, seguramente lo único sincero que el viento la oyó decir jamás: “Oh, amor, amor. Desearía tanto ver una estrella. Poder sentir su calor, pedirle deseos. Sentir su luz sobre mi, y saber que ya nunca mas estaré sola”
Y el la miraba, con profundo amor, jurándole la luna y las estrellas; prometiendo viajar por todo el mundo hasta encerrar en sus manos un poco de luz astral. Y ella sonreía, con una sonrisa de muerte, con una sonrisa que él, en su delirio, no era capaz de comprender.
Y cuentan que él fue feliz, y ella tuvo todo lo que quiso frente a sus ojos, porque él se encargaba de regalarle los objetos mas preciados por las doncellas de la época. Nada era suficientemente hermoso para su amor, y ella aceptaba, complacida, seduciéndolo hasta el éxtasis.
Y cuentan las historias, que, un día, tras recoger flores para su amada por el bosque, las flores más exóticas y las más hermosas, él la vio, y un gritó resonaría por mucho tiempo más en la tierra. Ella estaba frente a él, abrazada a otro chico, quien la besaba con pasión, y le abrazaba fuertemente. Y él, creyendo que su dama estaba en peligro, corrió sin pensarlo a atacar al usurpador de su amor. Y la chica, gritando horrorizada, vio como su amante mataba al joven que amor le había jurado, vio como la sangre manaba de su pecho, y él, cayendo de rodillas, la miraba tristemente. Y dicen que sólo una frase dijo, una sola frase que en el pueblo se le escuchó jamás.
-Perdóname, estrella- murmuró, y cayó fulminado al suelo, con los ojos en lágrimas, reflejando la luz de su amaba, quien miraba con horror el cuerpo inerte.
Y, de ahí en adelante, ella vivió atada por la culpa, la culpa de haber matado al único que todo le habría dado, sin nada esperar a cambio.

Y cuentan que, una noche, mirando al cielo, negro como siempre, algo brilló allá arriba, una luz nunca antes atisbada en la cúpula eterna. Era una estrella, una estrella que brillaba, solo para ella. Y, cuando la chica la miró fijo, una voz resonó en su cabeza, como proveniente de un sueño:

“Te amo, estrella mía”

marzo 13, 2008

Demonios y Belleza

Cuenta la historia de una niña, de desmesurada belleza: largos cabellos enmarcaban su perfecto rostro, de ojos celestes, como el cielo al alba; sonrosadas mejillas reflejando la inocencia de su tierna y pura juventud; labios que invitaban a una confesión.
Cuentan también se su virtuosidad para con los demás. De gran corazón, incapaz de dañar a otros, sin permitirse lujos ni grandes palacios para si. Humilde de corazón y esencia, había sido privilegiada con los dones más hermosos.
Pero, ¡ay! Del mal que siempre acecha. Diversas formas toma a lo largo de los años. Y dicen que esta vez el mal se encarnó en el alma de un escéptico joven, rico en codicia y oscuros deseos. Lo más bello en apariencia no es siempre lo más bello en esencia.
Rostro juvenil, voz áspera, palabras rebuscadas, ojos inescrutables.
Y dicen que ella a sus pies cayó, dicen que el con su mirada la conquistó, mirada de negras pupilas, sin amor, sin piedad, sin misericordia. Pupilas de muerte, pupilas en tinieblas. Con una sonrisa la cautivó y ella su todo el entregó.
¡Pobre chica! Que de su inocencia se aprovecharon los demonios.
Y el la besó, y ella creyó morir en su beso, en su boca, en sus labios, en su aire. ¡Qué más alguien podría desear! Por fin su vida estaba completa. Su familia lo aprobaba, y con el la dejaba, sin imaginar el mal que tras su rostro se encontraba.
¡Ay del día aquel en que todo se destruyo!
Cómo puede alguien hacer mal solo por maldad. Cómo puede alguien hacer llorar solo por placer. Los demonios no entienden razón.
Y ella se le entregó, en cuerpo y alma, rompiendo su sello de pureza, tan celosamente guardado.
Y dicen que, tras tomarla por fin, el le habló, con su lenguaje rebuscado, y ella lloró.
-¡OH! ¡Dulce y bella doncella!- decía el, acariciándola con frías manos- ¡Dulce y bella doncella! Que con tu entrega me habéis cedido ya vuestra alma, os habéis consagrado a mi persona, sin nada esperar por vuestros servicios.- ella sonreía, extasiada junto a él- Que con vuestra entrega habéis renegado vuestra propia vida para donarla gustosa a un forastero.
Y dicen que el la golpeó, y luego la dejó tirada sobre la tierra, magullada y humillada. En su cara escupió, y luego rió.
-¡OH bella e insulsa doncella!- gritó, al sol naciente- Que no habéis sabido valorar vuestra pureza. Ahora sé en verdad qué sois, y en vuestro rostro me río, porque tengo lo que anhelaba, y vos tuvistéis lo que deseabáis.- tras ver las lagrimas de ella caer por sus mejillas, agregó- Y ahora que os habéis deshonrado, puedo ir en paz.
Y cuentan que él la dejó, sola en la tierra, llorando de vergüenza.

¡OH virtuosa belleza! Que con tu candente baile nos encantas y enamoras. Para luego dejarnos humillados, enamorados y desesperanzados.